Con más de sesenta años, plasma Pombo en un soneto el deseo sobre el fondo de la vejez. Tórnase en David anciano, consorte de la joven Abisag.
Abisag.
Prenda de nueve lustros de delirio,
instantes de oro y siglos de desvelo;
flor de la leche y sangre y caramelo
de quien fue al par mi gloria y mi martirio:
Cuando ya soy un esqueleto, un cirio,
cuando puedo y debiera ser tu abuelo,
vengo a verte, ¡ay!, en punto de buñuelo,
botón al reventar de rosa y lirio.
Para mí, ¡tarde piace!...[1], pero ancora
si te dignaras «fomentarme» un día
cual piadosa Abisag al Rey Profeta,
nueve lustros de sed, más la demora,
capital e intereses, cobraría;
y tú el último aliento del poeta.
Mayo 20: 1895.
Las funciones maritales de Abisag, empero, reducíanse a calentarle el lecho al rey, a fomentarlo, según la autoridad de 1 Reyes 1: 4. Véase, en contrario, el cuadro de Pedro Américo.
[1] Parece que la frase no es italiana. Ocurre en refraneros del siglo dieciséis, Covarrubias la trae y Correas le dedica un buen párrafo, asentando que su valor es: “Tarde piache: hablar i akudir tarde”. La frase alude al polluelo que no pía a tiempo y sufre las consecuencias de su tardanza. De la ortografía indica: “Piache se dice a lo enfátiko i niño, por ‘piaste’ de ‘piar’”. Corominas lo explica por el origen gallego de la frase, parecer sancionado por el DRAE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario