Muestra de nuevo Pombo que las composiciones de circunstancias no son enteramente estériles, como este soneto epitalamio que recuerda un lugar virgiliano.
Nota de Virgilio.
(A Hortensia Antommarchi de Vásquez en el matrimonio de su Annina).
Ni el pecho para sí su néctar cuaja,
ni para sí la mar sus perlas cría;
no fue para el cantor su poesía
ni para el seno maternal su alhaja.
Pero ¿es feliz quien para sí trabaja?
¿Quién halló en sí su propia granjería?
¿No es Trino el mismo Dios? ¿No se gloría
cuando a inmolarse por los hombres baja?
Oro es para el poeta un verso suyo
cuando vuelve de lejos a su oído
dentro de un corazón que lo embalsama.
Y, ¡oh madre!, tu hija es más tesoro tuyo
cuando a ti vuelve doble, en otro nido,
que no menos que tú prueba que ama.
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