jueves, 8 de marzo de 2012

Culto del pasado.


La escuela positiva supuso un examen de las costumbres y de las actitudes ante el futuro y el pasado. Casi es excusado decir que nuestro poeta recelaba de las nuevas doctrinas. En una poesía evocadora de la memoria de su amigo y colega el sr. José Mará Vergara, fija su posición al respecto:

A José María Vergara y Vergara.

Cuando todo es prosa vil,
cuando tan pocos levantan
al firmamento los ojos
y a su creador el alma;
cuando es negación la ciencia,
y la creencia ignorancia,
y el hombre mismo le troncha
al espíritu las alas;
cuando los genios del día,
cortando la excelsa escala
por donde bajó de Dios
y vuelve a Dios nuestra raza,
en descender de la bestia
se enorgullecen y afanan
y, como ella, al polvo asidos
pasar del polvo rechazan;
cuando la altiva razón
ha elevado al hombre a máquina
que con científico escrúpulo
mide y cuenta y pesa y traga;
y es fábula todo aquello
que no se toca y se agarra,
y superfluo el cielo azul,
y alma y conciencia patrañas;
cuando el ángel no se siente,
cuando el corazón no ama,
cuando el lucro es la moral
y el interés la balanza,
y toda ambición codicia,
y todo ideal da náuseas;
cuando de Dios hasta el nombre
provoca una carcajada:
¿qué derecho tienes tú
a pedirnos una lágrima,
interrumpiendo en mal hora
nuestra orgía sin mañana?
Tú, poeta incorregible,
universal idólatra,
irremediable creyente,
sangre de miel, alma en gracia,
¿quién te dejó traspasar
el umbral de tu morada
y volver a esta pocilga
de indignidad y de infamia?
Hé aquí el cráter deletéreo
donde hasta el ave más rápida
cae muerta si al cruzar
su atmósfera atroz la alcanza.
Haz como Lot, caro amigo,
sacúdete bien tus alas,
y torna el rostro y el vuelo
a tu legítima patria.

Bogotá, marzo 10: 1878.

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