La muerte de las jóvenes bellas es uno de los temas capitales de la poesía pombina. A más de Angelina y Elvira Tracy, compuso un par de sonetos a la muerte de Elvira Silva, hermana del otro gran poeta nacional.
Elvira Silva y Gómez.
(6 y 11 de enero de 1891)
Venus, del cielo la vestal más bella,
extremó su belleza una mañana.
Prendada Elvira de su excelsa hermana,
madrugó alegre a embelesarse en ella.
Alumbrándose al par mujer y estrella,
la celeste a la par miró a la humana,
y ¡ah! el rayo helado de la muerte, mana
del ósculo de luz con que la sella.
¿Pudo ser ella? ¡Oh, nó! Tuyo es, Dios santo,
como el soplo que anima, el que devora;
tuyo este drama de horroroso encanto,
y el astro que embelesa y enamora
será por ti la lámpara de llanto
con que hasta el cielo a nuestra Venus llora.
II
Venus
¡Virgen celeste de encantada toca
etérea, impenetrable a ojo profano!
¡Isla de bendición de otro oceano!
¡Vaso de amor que altísimo provoca!
Tu idólatra el mortal te ve, te invoca,
te ansia en eterna sed. ¡Delirio vano!
¿Podrá tocarte alguna vez su mano?
¿Podrá libarte alguna vez su boca?
Así Elvira, adorada, intacta, indemne,
pasó aquí, do hasta el ángel se deprava,
y en colmo de esplendor levantó el vuelo.
Y esa entrevista fue vuestro solemne
adiós, que ya su Sol la reclamaba,
flor de otro campo y Venus de otro cielo.
El cuarteto 'Venus del cielo la vestal más bella' alude al rumor de que la joven murió de una pulmonía por contemplar al amanecer a su sideral hermana. Dato, como siempre, de Héctor Orjuela.
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