martes, 6 de marzo de 2012

Entre el grito y el suspiro.


Analizando la naturaleza del sentimiento humano, ocurre Pombo a las aves para ilustrar la manera de sentir masculina, contrapuesta a la femenina. El poeta no duda en simpatizar con la expresión femenina, hecho que tiene sus antecedentes en los apasionados versos que, veinte años atrás, había puesto en boca de Edda, la bogotana.

Madrigal
El turpial y el canario.

Va a cantar el turpial: todo él se inflama
como ebrio de entusiasmo y de coraje;
brotan fuego sus ojos, desparrama
del volcánico pecho áureo plumaje;
y armado como el héroe que honor llama
a castigar irresistible ultraje.
canta, y es cada frase una tormenta,
rayo sonoro de pasión violenta.

Alza el canario la mirada al cielo
y parece que humilde le interroga
por qué tan lejos del nativo suelo
su desamor, su soledad prorroga.
Ya que no puede levantar el vuelo
su dolor en suspiros desahoga,
y es su canto un poema de ternura
la destilada miel de su amargura.

Que un corazón frenético, incendiario
dé al guerrero turpial la preferencia
escuchando en su canto temerario
de la pasión la loca efervescencia.
Yo prefiero en el tímido canario
la emoción, la ternura, la inocencia:
el canario suspira, el otro grita.
Éste es el hombre, aquél la señorita.


Bogotá, marzo 27: 1874.

No hay comentarios:

Publicar un comentario