jueves, 16 de febrero de 2012

Profesión poeta: o el árbol sin fruta.


Hace poco vimos una nota del nadaísta Eduardo Escobar sobre el sustento de los poetas, o cosa parecida. Pues Rafael Pombo, que viajó a Nueva York de diplomático, compuso unos simpáticos versitos a uno de la orden mendicante. Helos aquí:
En la cartera de un poeta.

(A. A. de O.).

Si Dios es padre que da
una herencia a cada hombre,
el que heredó musa y nombre
bien desheredado está:
creo que muy bueno será
el pan que la Gloria ofrece.
Pero inter nos, me parece,
que muerto de hambre el autor
viene a ser un editor
el que a su costa enriquece.

Yo no sé si el siglo actual
es material por sistema,
pero en verdad que un poema
es hoy muy mal capital;
el árbol espiritual,
da flores, pero no fruta,
y en la muy prosaica ruta
que lleva el mundo en el día
la más tierna poesía
es una quiebra absoluta.

Fuéra del papel moneda
nada vale otro papel,
y el que aguardare un laurel
aguardándolo se queda.
Firmas que Apolo conceda
no sacan de un apretón;
y Mercurio, el dios ladrón,
como Ministro de Hacienda
mantiene hoy en la contienda
a las Musas sin ración.

Nueva York, septiembre: 1855.

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